¿Cuándo?
Al tomar posesión como académico correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, constaté el gran amor que en estados como Nuevo Méjico, Tejas y California se le tenía a su ascendencia española. Pero en cambio ignoraban las grandes gestas de los conquistadores y colonizadores, como Juan Bautista de Anza, fundador de San Francisco, donde posee una estatua ecuestre. Era hora de divulgar esa imprescindible huella hispana de los Dragones de Cuera y de sus proezas en aquella parte de los EE.UU, Nuevo Méjico, Arkansas Tejas y California y escenificar los sangrientos combates contra los comanches.
¿Dónde?
Frontera de Nueva España en el siglo XVIII.
Siempre hemos tenido muy mala prensa en el mundo anglosajón, interesado en convertirse en el único adalid de Occidente. Craso error. Sin la ayuda de España-Carlos III, Bernardo de Gálvez o el almirante Córdoba por mar, las 13 colonias primigenias jamás hubieran con seguido la Independencia. Y desde el Missouri hasta las costas de California, y desde Arkansas hasta Tejas, -que no lo olviden- pertenecían a la corona de España. Esta novela viene a hacer justicia a esa presencia hispana secular en los EE. UU y de su mucha influencia en la historia norteamericana.
¿Por qué?
Somos unos pésimos contadores y divulgadores de nuestro pasado y más de nuestra presencia en Norteamérica, donde ingleses y franceses han tratado siempre de olvidarnos y desacreditarnos. Hemos carecido de un Giorgio Vassari que exaltó a sus compatriotas italianos narrando las glorias imperecederas de Italia desde los tiempos más remotos. Aquí la historia la utilizamos como arma arrojadiza contra nosotros mismos y hacemos presentismo histórico tachando, por ejemplo, a Isabel la Católica o a Felipe II como fascistas, auténtico disparate, pues ese concepto político no existía en sus siglos.
Si nosotros nos despezamos a nosotros mismos, ¿qué no harán nuestros enemigos?
Por eso las andanzas de los dragones de cuera en la frontera puede ser un ejemplo.
¿Para qué?
-J.L.Borges aseguraba que la historia no tiene rostro y que éste solo lo puede describir la narrativa y la imaginación, y que ese papel le corresponde a la novela histórica de calidad. Estoy totalmente de acuerdo, y así, la nefasta “leyenda negra” que nos invade irá perdiendo terreno, y este fascinante episodio de los indómitos “Dragones de Cuera” sobre sus caballos y uniformados con sus uniformes azules y sombreros de ala ancha y fusiles Beown Bess, podrá ser conocido por propios y extrañas y evaluar las luces y las sombras de aquella formidable fuerza ecuestre en aquellos vastísimos territorios de los EE. UU.
¿Para quién?
Para cualquier lector que desee conocer la historia de su país y acabar con la leyenda negra de nuestras gestas en América y la siembra de desprecio de que hemos sido objeto.
Quien desee emocionarse y entretenerse con las proezas de los dragones del rey y la vida de los indios esta es su novela.
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