Hoy que celebramos el aniversario del Quijote, además del día de San Jorge, Sant Jordi, la derrota de los comuneros y el día en que se estableció en Alemania la ley de la pureza de la cerveza, quisiera, sin demérito de los amigos aragoneses, catalanes, castellanos o alemanes, rendir un pequeño homenaje a héroes de la ciencia.
Porque no es verdad que toda heroicidad tenga recompensa en forma de reconocimiento o estatuas futuras. Los bravos que se enfrentaron al macartismo en USA han cosechado películas, libros, aunque eso no les compensó del rechazo social, la prisión o el exilio.
Pero ¿cuántas estatuas hemos levantado a los antropólogos que defendieron a la Ilustración frente al Oscurantismo? A la teoría del Monogenismo frente a la del Poligenismo. Nada. Unas líneas en los libros especializados. Esto no los compensará, pero al menos rendiré un poco de homenaje.
Verán. Durante el final del siglo XIX y principios del XX se enfrentaron dos teorías sobre el origen del hombre. La del Monogenismo, que propugnaba antecesores comunes para toda la humanidad y el Poligenismo, que propugnaba que había antecesores múltiples para distintas razas humanas. Y el Poligenismo era triunfante. De hecho, aunque había gente sincera que lo defendía, sirvió de sustento ideológico para el racismo y el colonialismo más brutal. Estamos hablando de que ramas del Poligenismo eran las que sostenían que los judíos descendían de reptiles, por ejemplo. Que los negros eran razas inferiores por descender de especies distintas que los blancos. Que los blancos eran superiores a las demás razas en función de un origen superior. En fin, un horror. De hecho, el Poligenismo tuvo defensores tan siniestros como el escocés Dr. Knox, inmortalizado por Stevenson en su cuento sobre los ladrones de cadáveres, un tipo que no dudaba en comprar asesinados exprofeso para sus estudios anatómicos.
Ahora sonará muy lejano, pero durante décadas el Poligenismo fue triunfante y sostener lo contrario era un acto de heroísmo científico, de verdad. Eran Quijotes, o vaya usted a saber si Sanchos, preñados de sentido común, que defendieron puntos de vista racionales frente a pseudociencias espurias, fruto de los prejuicios y justificación de la canalla ideológica.
Hoy, aquí, mi más sincero homenaje.
PD. Ya sé que en la actualidad parece demostrarse que la humanidad es una balumba genética, cruce de distintas ramas de homínidos evolucionados. Eso no quita para que la humanidad sea una unidad, cosa que negaban estos racialistas cuyos coletazos llegan, por otras vías, hasta la actualidad.
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