Hace ya muchos años, aprovechando una temporada en tierra (entonces aún navegaba en la marina mercante), me acerqué a ver de qué iba una tertulia de literatura fantástica que por lo visto llevaba casi un año funcionando en Madrid. Ese fue mi primer contacto con la TerMa, aunque entonces ni siquiera era conocida así. Y ya llovió. Puede que más de quince años.
Con el tiempo, de la TerMa sacó uno amigos y lo cierto es que, como tertulia en sí, fue un buen motor durante años para gente con ganas de escribir y hacer cosas. Aún hoy en día nos seguimos juntando mucha gente de la misma y, oficialmente, sigue operativa. De hecho, este año dará por última vez su premio de cuento fantástico, el más antiguo que existe en España.
Pero lo cierto es que el tiempo y las obligaciones nos ha ido cambiando y dispersando, y cada vez se nos hace más cuesta arriba juntarnos. Ayer sábado nos fuimos a comer un grupo de miembros de la vieja tertulia; unos más veteranos y otros menos, para charlar, reírnos y esas cosas que hace la gente que comparte aficiones y que se conocen desde hace tiempo.
Ahí los tienen en la foto. Se los voy a presentar. En primer plano, con la camisa vaquera, está Gabi, que es guionista de televisión. Tras él, asomando sólo a medias, con aspecto de Fumanchú somnoliento, está Daniel Mares, que es el único tipo que conozco que escribe lo que le da la gana, cuando le da la gana y al ritmo que le da la gana. Y después, de derecha a izquierda, Óscar, uno de los responsables de Interplanetaria.com y junto a él Ramón Muñoz, del que hay una antología de cuentos excelentes, por fin reunidos, y del que espero no tarden en haber novelas en el mercado que serán para recordar. Luego, vestido de negro y con la misma pose que en todas las fotos que me han sacado, está un servidor. El que está a mi lado, con barba de pedigüeño, se llama Jose María y es piloto de Iberia. Aprovecha para dejarse esa barba miserable cada vez que tiene unos días de vacaciones.
Luego Nuria C. Botey, que empezó a escribir y ganar premios muy joven, pero ahora ha tenido que bajar el ritmo, por culpa de obligaciones profesionales que le devoran tiempo. Alberto, otro de los responsables de Interplanetaria y, por fin, Jorge, esposo de Nuria y también partícipe de Interplanetaria.
Nueve de muchos que han ido pasando por la tertulia, y de bastantes que aún de una forma u otra siguen conectados, aunque la TerMa en sí se haya ido diluyendo como algo sólido, pero no como trama de relaciones asentadas a lo largo, en ciertos casos, de tres lustros incluso.
Un saludo para José María, a ve cuando regresa por estos pagos.
Y que la barba le queda muy bien, que no se la quite. Jajajjaja
😉