¿Cuántas veces he ensamblado las partes de una novela, le he dado la última lectura y he decidido que, sin perjuicio de ulteriores revisiones, había acabado? Con esta, hace solo unos minutos, llevo ya doce novelas. Doce. Y siempre me acomete la misma sensación. Por los demás no puedo hablar. Pero es un sentimiento muy especial, uno de esos que, porque solo nos acometen a algunos y puestos ante ciertas tesituras, no tiene ni nombre.
Concluir una novela se parece un poco a lo que sentía a veces al rematar una campaña en la mar. Cuando ya, cerca del final, estabas en el fondo ansioso por acabar, por bajar del barco, pisar tierra y darle la espalda a la mar. Y luego una vez en el muelle, con tus maletas, sentías una sensación indifinible, de vacío, que en el fondo suele asaltar siempre al término de los viajes largos.
Acabar una novela es para mí –por los demás no puedo hablar- un poco eso. Un sentimiento hecho de satisfacción, de liberación, de vaciedad, hasta de futilidad, todo sumado a la manera incongruente que suele ser habitual en nosotros, los humanos.
Pues enhorabuena por ésta y por las once anteriores. ¿Se puede saber cuándo estará a la venta? Y abusando con mi curiosidad, ¿algún adelanto sobre tema o argumento?
Pues ahora irá a mi agente para que la mueva. Acaba de comprarme Edhasa una anterior histórica, así que no sé, estas cosas a veces van lentas. Y sí, sí puede saberse. Es una medieval, de hecho una especie de fábula medieval, ambientada en el siglo XIV español…