A matacaballo escribo estas pocas líneas, eso. Pero si no lo hiciera así, seguro que me iría de Argentina, de vuelta a España, sin una sola línea en la bitácora. Y no quiero.

Aquí estoy ya, ya ajustándome al desbarajuste horario de cruzar tantos husos. Hace un calor endemoniado, humedad y por aquí rondan nubes de mosquitos. Pero me alegro de volver de nuevo a Buenos Aires, dos años -muy largos- después. Aquí es donde quería estar por estas fechas.