Hace años, cuando abrí este blog, comenté que quería dedicarlo a lo personal, obviando otros aspectos más públicos de mi actividad. Quizá entonces eso tenía sentido, pero no lo tiene ya. No porque yo no haya intentado respetar mi decisión, sino porque la técnica se impone. Ahora estamos en la era de la Redes Sociales y es imposible compartimentar. No me quejo, ojo. Señalo un hecho. Me parecen absurdos esos que pretenden sacar provecho de las nuevas situaciones sin pagar su precio. Aquí se compran packs.
Esto viene a cuento de que en más de un lugar aparece mi militancia en UPyD. Es cierto que estuve desde un comienzo o aun antes, porque participé en la Plataforma PRO que fue la lanzadera de tal partido. Y durante cinco años he militado en ese partido. Un hecho que está registrado en diferentes páginas web, Wikipedia incluida.
Puesto que eso es así, procede que en mi propio blog anuncie que he abandonado el partido. Así no queda lugar para la ambigüedad o las dobles lecturas. Me he ido porque desde hace un tiempo ciertas posturas políticas defendidas por UPyD me resultan no sólo ajenas sino contrarias a mis ideales. Por supuesto que creo en aquellas ideas base que me llevaron a unirme al proyecto: reforma de la ley electoral, estado laico, separación de poderes, etcétera. Pero no comparto en absoluto la forma en la que se ha ido materializando la defensa supuesta de tales postulados, ni algunas de las propuestas concretas.
Por suerte, un partido político no es una religión. No es necesario comulgar con todos los dogmas de fe para ser parte del mismo. Pero cuando la divergencia es demasiada tienes que asumir que estás fuera. Esto sea dicho sin doble intención. Lo mismo que defiendo mis ideas respeto las ajenas. Sin el respeto a la discrepancia y a formas de pensar distintas, la democracia se convierte en una paz armada entre facciosos que solo esperan una oportunidad para imponer su propia ley.
Si a esa divergencia en política le unimos ciertas manifestaciones en público más que desafortunadas y que trasmiten una imagen nada positiva a la ciudadanía, el desencuentro por mi parte está servido. La imagen y las formas, nos guste o no, son muy importantes en estos días: son la tarjeta de presentación ante la ciudadanía.
Lo que importa para mí, claro, es que ha llegado la hora de pasar página. Y de hacerlo sin dar portazos absurdos. Dejo buenos amigos ahí dentro, también gente a la que respeto. A esos les deseo próspero camino en lo personal. A la organización como tal le deseo que tenga lo que sepa ganar. Y que sea capaz de ayudar a salir del atolladero a nuestro desdichado país.
Y a todos, en general y como cuerpo social, suerte y tino para ir adelante en esta malhadada situación.
Bueno León, alguno ya hemos tomado antes esa misma decisión y no es agradable, por que supone una decepción sobre algo que suponía, fundamentalmente, esperanza. Esperanza en haber encontrado la herramienta y la compañía, para mejorar la sociedad y promover un sistema mas justo, solidario y libre. No importa, si algo merece la pena, aunque nos equivoquemos una y otra vez, es seguir aspirando a ese modelo mejor. UPyD, coincidimos, no parece ser el camino, busquemos otro.
Nunca hay que rendirse. Somos piezas en un tablero pero al menos podemos elegir en qué bando estamos y qué casilla ocupamos. Gracias por el mensaje, Paco.
Pues, lo siento un montón, aunque no te lo creas…Lo siento, porque a este país le hace falta gente con inteligencia, con ideas claras y precisas y además con la cabeza bien amueblada y con el conocimiento claro de lo que significa la palabra honestidad…Siento mucho que nos abandones y espero que no sea para siempre…
Gracias, Ofelia. No creas que a mí no me ha costado tomar la decisión, han sido cinco años. Pero sin querer ponerme oriental, hay que saber también cultivar un poco el desapeo, ser capaces de librarnos de lo que nos traba y estorba. Trataré de seguir en la brecha, desde luego, así que no me voy de la carretera, solo me bajo de un autobús, pero las metas siguen ahí. Me alegro de haberte conocido y espero que coincidamos más adelante.