Los que me acabo de hacer o, mejor dicho, me voy a comer en cuanto cuelgue el post, porque en realidad los hice ayer. Son esos de la foto. Inspirados en una receta del genial Falsarius Chef, profeta del uso taimado de latas y congelados para preparar platos de buena presentación y suntuoso paladar. Aquí va la variante que me he hecho:
Se sofríe pimiento verde, pimiento rojo y cebolla bien picados. Lento, no hay prisa. Cuando está casi con aspecto de caramelizado, se añaden unos trozos de chorizo picante. Luego pimentón dulce y tomate triturado en cantidad no excesiva, ni tan poco que el pimentón se queme ni tanto que eso ensope. Se deja un ratito. Luego se añade caldo de verdura.
Aparte teníamos una lata de callos y un bote de cristal de garbanzos cocidos. Los garbanzos cocidos los habíamos pasado bajo el agua para quitarles sabor a su jugo. Ahora añadimos los callos. Con unas tijeras troceamos los callos si nos gustan pequeñitos con garbanzos, que es mi caso. Añadimos los garbanzos y media morcilla asturiana.
Y a cocer diez o doce minutos. Ni que decir tiene que sal a gusto y el caldo en la cantidad deseada: si nos gustan espesos poco, si un poco caldoso, más.
Mejor hacer el día antes y hoy darle otro fuego lento.
Y por supuesto, acompañado de un buen atrezzo. El de la foto es el mío, uno clásico: mantel de cuadros, acompañamiento de un tomate en rodajas, pan que no falte, frasca de tinto, vaso de chato…
Bon Profit.
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